Tras la figura de iazabo se esconde Carlos Miguel Fernández Soto, pianista, compositor y productor nacido en Madrid en 1971. Está considerado como uno de los pocos exponentes del neoclasicismo electrónico en España. Ha compuesto música para cine, videojuegos, publicidad y empresas.


Su carrera musical está jalonada de composiciones diversas, desde ballets hasta sinfonismo electrónico, una enorme paleta sonora con más de 30 horas de producción que recorre un sinfín de estilos: desde folclore hasta electrónica de vanguardia, desde música de piano intimista hasta orquesta sinfónica.


Ya a una temprana edad mostró su inclinación por las artes y la música. Con apenas 13 años lanzó sus primeras composiciones, de carácter absolutamente autodidacta.


Durante los siguientes diez años, mantuvo una etapa de creatividad ininterrumpida, escribiendo cerca de ocho horas de música que representan los temas más personales de iazabo.


Sin embargo, no sería hasta 1993 cuando diera el salto al profesionalismo, tras abandonar sus estudios de Ingeniería Civil para dedicarse por completo a la música.


Dos años después ingresó en el Conservatorio Profesional de Música Amaniel (Madrid), donde coincidió con músicos como Enrique Blanco y Salvador Espasa, con los que amplió sus conocimientos musicales y desarrollando un particular estilo compositivo.


iazabo terminó la carrera de música en la mitad del tiempo habitual con una Matrícula de Honor. Durante su periodo formativo, ya escribió diferentes obras y piezas musicales para orquesta, como ‘Freud’, ‘Siete proverbios del silencio’ o ‘Monochordon’, así como obras para piano, como ‘Fantasía española’ o ‘Diario de un pianista’.


En 1998, bajo al tutela artística de Carlos González de Lara, compuso la obra ‘Los peregrinos de Santiago’ para la orquesta Civitas Artis, con un repertorio dedicado a los clásicos como Mozart, Vivaldi, Boccherini o Soutullo.


Un año después fundó la asociación Aula5, dedicada a la integración de adolescentes y jóvenes con problemas de adaptación social.


En esa época compuso numerosas bandas sonoras para películas, como ‘Versus’, con la que ganó el premio Antón García Abril en 2001, o ballets, como ‘A golpes de tacón’ y ‘La Quinta del Sordo’, para el Ballet Folclórico de Madrid.

 

Durante los últimos años se ha especializado en temáticas españolas, como CAMPEADOR, dedicada a la figura del Cid, Juana, a Juana la Loca y el enorme tríptico sonoro de TARTESSOS, dos horas y media de sinfónica electrónica que describe al ser humano, la sociedad y su entorno. Un crisol de estilos que abarcan buena parte de la historia de la música electrónica y músicas del mundo.